
Correr, correr y correr. ¿Para qué? Maldito autobús, maldito tren, maldito metro, siempre a punto de partir.
Según montas en el bus dos ancianas con muchas preocupaciones en su cabeza se dedican a cuchichear sobre el problemón que les resulta que el conductor te haya dejado montar con las maletas.
Señora, ¿acaso se cree que por ir así vestido/a es más probable que lleve una bomba camuflada dentro de la maleta?
Anda y preocúpese de sus cosas, nadie le ha dicho lo horribles que me pueden resultar esos pendientes de oro que usted lleva.
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Señorita… usted qué opina sobre esta situación?
pues opino… blablablabla…
Bueno le he pedido su opinión, pero parece ser que ha tomado una posición demasiado izquierdista ¿no cree?
Al fin y al cabo es la opinión, ¿no pidió eso? ¿Acaso le importa a alguien mi opinión? Como si se tratase de un periódico, separaremos perfectamente la información de la opinión. Tan sólo tú decides si leerlo o no, y si quieres adoptar la misma postura bien por tí y sino… también me parece perfecto.
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Se celebran las bodas de oro de “Al vent”.
Es genial la sensación de poder dar estos saltos tan tremendos en el tiempo ¿Verdad?
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