sábado, 24 de julio de 2010
Parchís
Ya está el tablero de juego sobre la mesa, tú jugarás con las fichas rojas y yo con las verdes. Lanzo el dado y con tan buena suerte que salgo de mi casita a la primera. Es tu turno, tiras una vez y no te sale el dichoso cinco que necesitabas para comenzar tu recorrido. Un par de rondas más y también consigues salir. Llevamos unos diez minutos de juego y las fichas verdes empiezan a entorpecer el camino de las rojas. Una roja se come a una verde y cómo no, vas y te cuentas veinte. La ficha roja ya va llegando a su meta, es una pena, al final va a ser verdad que la distancia es la que va a marcar nuestros días.
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