lunes, 14 de junio de 2010

Pongamos que hablo de...

El asunto consistía en dejar todos los cabos bien atados, hacer que todo volviese a la normalidad. Para ello había que echarle valor.
Mi despedida no se trataba de un hasta nunca, se trataba de un hasta luego. 3 Meses sin verte va a ser demasiado tiempo, sentía la necesidad de asegurarme de que cuando volviese, ibas a estar ahí.
¿Por qué no tenías valor de volver a mirarme a los ojos? De sobra sabes que no comparto nada con ellos. Sin embargo ahora he conseguido que vuelva a renacer ese "buen rollito" nuestro como tú le llamas, ese que nadie nos robará a pesar de la distancia.
La gente volvió a mirarnos con su cara de envidia, de ver que nosotros somos diferentes a ellos y cómplices en el camino de la vida. Que con un par de cervezas somos más felices que ellos en el Palace comiendo caviar. Que nosotros tenemos un algo por lo que luchar y que ellos sólo tienen los engranajes de su cuerpo oxidados, que no saben moverse a no ser que les fuercen o les echen un poco de 3 en 1, que no saben hablar si no les entregan un guión con antelación, que tienen una venda en los ojos y no quieren saber qué es lo que ocurre a su alrededor.
Ya nos fuimos... Se trata de un todo contigo y de un nada sin tí. Que podemos continuar a pesar de que estemos lejos, que cierro los ojos y ya puedo dormir.
Ya pude marcharme cantando que tú lo conseguiste, que gracias a tí, SOY FELIZ.

Ya te echo de menos, Madrid.

1 comentario: